Es normal que los niños transiten por muchas sensaciones físicas y emocionales en su día a día. Dado que en su proceso están aprendiendo y recibiendo mucha información constantemente, pueden sentirse abrumados y llegar a estados de la mente o del cuerpo que normalmente calificamos como “mal comportamiento”.

Lo primero es entender que los niños tienen todas sus sensaciones en el cuerpo muy presentes todo el tiempo. Y lo segundo, pero no menos importante, es que nuestra capacidad de comprensión les puede brindar mayor o menor tranquilidad según cómo abordemos ese comportamiento. 

En Vermont School trabajamos con el enfoque educativo RULER. Este sistema fue desarrollado en el Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale. Y se trata de un aprendizaje del manejo de los principios de inteligencia emocional (IE).

En Ruler están expresadas las 5 habilidades de la Inteligencia Emocional: reconocimiento, comprensión, etiquetamiento, expresión y regulación.

Tiene un proceso de concreción en cadena en el que los profesores enseñan, luego los estudiantes aprenden y por último, las familias que son el núcleo central de un proceso formativo, acompañan y apoyan a los niños en el desarrollo de estas habilidades.

Uno de los principios básicos de nuestro trabajo en Vermont con el equipo docente es crear a diario espacios emocionales positivos. Un entorno donde los niños puedan crecer sintiéndose libres, pero comprometidos con su propio aprendizaje.

Muy importante: lo que un niño necesita en esta etapa de aprendizaje es paciencia y tiempo. A veces como papás, se nos olvida que sus procesos son más lentos, que les toma más tiempo hacer una tarea y nos desesperamos si no cumplen nuestras expectativas. Esto puede llegar a frustrarlos y crear un malestar psicológico que luego se traduce en un mal comportamiento.

También te puede interesar: https://blog.vermontmedellin.edu.co/ventanas-de-oportunidad

   1. ¿Tu hijo se queja mucho o pide las cosas que quiere llorando?

Puede ser que sienta que no tiene un espacio libre para expresarse y que la carga que tiene es muy pesada. Llorar no es malo, y puede sentirse juzgado en ocasiones al haberlo hecho.

   2. ¿Tu hijo quiere dar órdenes o controlar todo?

Es posible que sienta que lo que él necesita difícilmente va a satisfacerlo. Necesita un entorno en el que se sienta más seguro.

   3. ¿Tu hijo constantemente discute con sus hermanos y vive en una eterna competencia?

Es probable que sienta que no es lo suficientemente valorado en su entorno familiar. En este caso lo mejor es reforzar la conexión entre padres e hijos.

• Validar las emociones de tu hijo le permite expresarse de manera tranquila y esto mejorará de buena manera la relación hijos-padres.
• Acercarse al lenguaje que usa tu hijo facilita que se sienta más cómodo para expresar de mejor forma todo aquello que siente. Escucharlo le hará sentir que resuelven el problema juntos.
• Todo lo que dices y expresas como papá, el lenguaje corporal y oral lo recibe tu hijo y aprende de él. Regula tus emociones cuando te comuniques.
• Hacer preguntas como: ¿quieres contarme lo que te sucede?, noto que algo pasa ¿quieres contarme? abren la posibilidad de una comunicación fluida y un vínculo de confianza con tus hijos.
• Hacer un seguimiento de las emociones de tu hijo te ayudará a reconocer sus sentimientos. Es bueno preguntarle después de un par de días cómo se siente con la situación que vivió y si todo está mejor para él.

 Por: Comunicaciones Vermont